En cada traslado que realizan las ambulancias en la Ciudad de México de un paciente que está contagiado de coronavirus, realizan el protocolo llamado Código Blanco, el cual toma tiempo ya que implica un riesgo para los camilleros.
Hay al rededor de 98 ambulancias en la Ciudad de México, entre Cruz Roja, ERUM y de las alcaldías, y las llamadas que reciben son constante pero no siempre pueden responder con puntualidad por este protocolo.
Para hacer posible el traslado de pacientes con casos de urgencias por posible contagio de COVID-19, los camilleros se colocan guantes dobles, cubre bocas, un traje especial, googles y mascarilla iniciando así el Código Blanco.
Dentro de la ambulancia ya llevan una cápsula móvil, cabe mencionar que el riesgo al que se enfrentan es alto, ya que van a interactuar con personas que podrían ser portadoras del virus, a parte de que entrarán a casas de los enfermos.
“Ahorita los compañeros ingresaron al domicilio; lo ingresan en una cápsula y lo van a subir a la ambulancia. Un paciente considerado grave”, apuntó Pamela Arreguín, jefe de la Unidad de Especializadas de Rescate ERUM.
Esto tras recibir un llamado en la alcaldía Cuajimalpa sobre una persona que fue valorada y necesita el traslado pues además de síntomas de coronavirus tiene sobrepeso, diabetes e hipertensión.
Inmediatamente después del traslado, los paramédicos deben volver a su base e implementar un protocolo de sanitización para ellos, la cápsula y la ambulancia.
“Llega el personal a esta área, se estacionan. Los ingresamos a una regadera de descontaminación. Ingresan ellos a la ducha, se les impregna con esta solución y se retiran de la ducha totalmente descontaminados”, explicó Pamela Arreguín.
