Escrito hace unos 500 años en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible, el manuscrito Voynich es un libro ilustrado, de autor y contenido desconocidos.
Por su enigmática atracción, el manuscrito ha sido objeto de intensos estudios por numerosos criptógrafos profesionales y aficionados, incluyendo especialistas de la Segunda Guerra Mundial.
Hasta la fecha, nadie había conseguido descifrar una sola palabra, lo que ha convertido al manuscrito en el Santo Grial de la criptografía, pero a la vez ha alimentado la teoría de que el libro no es más que un elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar sin sentido alguno.
A pesar de que no ha sido descifrado en su totalidad, tiene los elementos de un texto coherente y no aleatorio Además Cumple la ley de Zipf (que establece que en todas las lenguas la palabra más frecuente de un textos aparece el doble de veces que la segunda más frecuente, el triple que la tercera, el cuádruple que la cuarta, etc).
El nombre del manuscrito se debe al especialista en libros antiguos Wilfrid M. Voynich, quien lo adquirió en 1912. Actualmente está catalogado como el ítem MS 408 en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale.
Mediante la prueba del carbono 14, se verificó que el pergamino del manuscrito podía datarse entre 1404 y 1438. Por otra parte, el McCrone Research Institute de Chicago demostró que la tinta fue aplicada no mucho después, confirmando así que el manuscrito es un auténtico documento medieval.
Existen pocas pistas sobre el lugar en que pudo haberse escrito. Según los estudios de las imágenes que están impresas, en una de sus ilustraciones aparece una ciudad amurallada, con un estilo que según estudios de la Universidad de Arizona, solo se encontraba en el norte de Italia. Según estudios publicados recientemente por el botánico Arthur Tucker de la Universidad Estatal de Delaware, el origen del manuscrito podría ser mesoamericano, basado en la similitud de algunas plantas ilustradas en el manuscrito.
