Después de más de una década de ausencia en Paseo de la Reforma, la estatua del doctor Rafael Lucio Nájera (1819-1886), inspirada en la obra original esculpida por Epitacio Calvo y recreada por el restaurador y conservador Arcadio Marín Marín, fue develada por el secretario de Cultura de la Ciudad de México, José Alfonso Suárez del Real y Aguilera.
Frente al número 19 de esta histórica vialidad, el titular de la dependencia local, acompañado por la secretaria de Salud, Oliva López Arellano, y otras autoridades capitalinas, subrayó la importancia de la restitución de la escultura como parte del rescate de la memoria histórica y el patrimonio cultural de la ciudad, en el marco del bicentenario del natalicio del médico veracruzano, cuya estatua original fue colocada en 1879.
“El doctor Rafael Lucio Nájera, amante del arte colonial, pero sobre todo, destacado miembro de la comunidad médica y único doctor sobre Paseo de la Reforma, se integra al lugar que la historia definió para honrar a los liberales de la reforma del siglo XIX, proyecto impulsado por Francisco Sosa”, recordó Suárez del Real y Aguilera.
El funcionario capitalino subrayó que el patrimonio cultural de la urbe tiene no sólo un mensaje estético, sino también es un retorno al pasado para mirar nuestro presente y construir el futuro. Asimismo, Suárez del Real y Aguilera agradeció al etnólogo y promotor cultural Ricardo Ward (presente en el acto) su sensibilidad por evocar a esta estatua con un ramo de flores cada semana, en la huella del pedestal donde la pieza original desapareció tras un accidente automovilístico en 2007.
Lo anterior permitió a la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, “sensibilizarse sobre la importancia de todos y cada uno de estos hitos históricos y culturales, provocadores de la memoria, uno de los derechos culturales básicos que debemos respetar”, puntualizó el secretario de Cultura local, quien agradeció a Arcadio Marín por haber realizado esta obra.
Por su parte, el artista detalló que la pieza en bronce, realizada mediante la técnica de vaciado a la cera perdida, en una fundidora de Iztapalapa, es una reinterpretación de la efigie original hecha por Epitacio Calvo. “Teníamos muy poca información de cómo era la escultura original y la obtuvimos del Archivo de Monumentos y Obras del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así que hay mucha interpretación mía”, precisó el restaurador.
