Una mujer de 61 años de edad llevó más víveres de los que podía robar de un supermercado, pero en vez de ser arrestada fue ayudada con comida.
Sarah Lindgren, que vive en Oakdale, escaneaba mercancía en una caja de pago sin cajero, unos días antes de Acción de Gracias cuando se percató que había más comida en su carrito de la que podía pagar, sin embargo embolsó todos los víveres y se dirigió a la puerta en una silla de ruedas motorizada.
Cuando se dirigía hacia la salida, un empleado de la tienda la detuvo y le pidió que fuera a una habitación privada a esperar a la policía.
El policía de Woodbury, Bryan Wagner, recibió la denuncia, escucho la historia de la abuelita pero no le creyó, ya que varias personas mienten para no ser arrestadas, por lo que le emitió un citatorio por robo.
Sin embargo, Wagner decidió investigar más a fondo la situación de Lindgren, y descubrió que no tenia antecedentes delictivos y que cuidaba a su hija discapacitada, gemelos de 18 años, cuatro nietos y una bisnieta, además de ser viuda desde hace varios meses.
El oficial decidió ir al Banco de Alimentos de Emergencia Christian Cupboard en Oakdale para obtener información que pudiera darle a Lindgren. Además llenó el asiento delantero, el asiento trasero y el maletero de provisiones. También rompió el citatorio.
Al llegar la abuelita se asustó, pues pensó que seria detenida, pero cuando el policía le explico el motivo de su visita esta se negó a recibir la ayuda argumentando que no la merecía, pero después Wagner la convenció de tomar la ayuda.
La abuelita lloró y abrazó por varios minutos a quién llamó su ángel de la guarda y su héroe.
