A partir de los nuevos lineamientos en telecomunicaciones, todas las líneas de telefonía móvil deberán estar asociadas a una persona física o moral. El objetivo fue claro: saber quién está detrás de cada número y reducir el uso ilícito de este servicio que hoy es parte de la vida cotidiana.
La Comisión Reguladora de Telecomunicaciones estableció que la vinculación puede realizarse de dos maneras: presencial o remota. En la modalidad presencial, los usuarios deben acudir a un centro de atención autorizado de su compañía telefónica, presentar una identificación oficial vigente y validar su identidad. El proveedor está obligado a mostrar el aviso de privacidad, verificar la CURP con el Registro Nacional de Población y notificar el resultado del proceso. Si todo es correcto, la línea queda vinculada y se genera un folio con fecha y hora.
La opción remota se hará a través de plataformas digitales habilitadas por cada empresa. Ahí se solicitará la carga de la identificación oficial, una prueba de vida —como una selfie— y la validación de la CURP. El sistema permitirá intentos limitados; si el proceso falla, el usuario deberá acudir a atención presencial para continuar.
Mientras una SIM no esté vinculada, su uso será restringido exclusivamente a llamadas y mensajes de emergencia y atención ciudadana. Si el registro no se completa dentro del plazo establecido, la línea será suspendida temporalmente, aunque podrá recuperarse una vez que se asocie al titular correspondiente.
Las compañías, como Telcel, aclararon que esta medida aplica tanto para planes de renta como para esquemas de prepago. Más allá del trámite, el cambio plantea una discusión de fondo: mayor control para combatir delitos, pero también nuevas preguntas sobre privacidad y el manejo de datos personales en la era digital.
