El crecimiento del turismo en México llegó acompañado de un nuevo frente de tensión: la suspensión temporal de vuelos de carga desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) por parte de Estados Unidos. En este contexto, la presidenta Claudia Sheinbaum aclaró que el objetivo del Gobierno federal es lograr que Washington reconozca el valor estratégico del AIFA y también del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), con la expectativa de que ello derive en una mayor conectividad hacia territorio estadounidense.
La mandataria explicó que ambos países mantienen activa una mesa de trabajo para revisar los procedimientos que detonaron la medida estadounidense, relacionada con presuntas inconsistencias en el acuerdo bilateral aéreo. El análisis se concentra en mejorar la coordinación operativa y evitar nuevas restricciones. Hasta ahora, señaló, la única exigencia vigente es que los aeropuertos reporten con anticipación los vuelos que se dirigirán a Estados Unidos.
Sheinbaum subrayó que esta negociación contempla todo el sistema aeroportuario del Valle de México —incluidos Toluca, Querétaro y Cuernavaca—, aunque reconoció que el AICM y el AIFA son los nodos que sostienen la mayor parte del tráfico aéreo nacional e internacional. Por ello, insistió en que el objetivo es obtener un reconocimiento formal de su papel dentro de la relación bilateral.
Incluso planteó que, una vez resuelta la controversia, Estados Unidos podría abrir la puerta a más operaciones en el AIFA, un aeropuerto que busca consolidarse como un punto clave para pasajeros y carga. Según la presidenta, las empresas instaladas en Santa Lucía se mantienen satisfechas pese al conflicto comercial.
El episodio exhibe la necesidad de fortalecer la certidumbre regulatoria entre ambos países y, al mismo tiempo, acelerar la consolidación del AIFA para evitar que cualquier fricción internacional frene su desarrollo.
