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Turistas alertan: las estafas más comunes en la CDMX rumbo al Mundial

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La Ciudad de México se prepara para recibir a miles de visitantes durante el próximo Mundial de Fútbol, pero junto con la expectativa del evento deportivo más importante del planeta también circulan advertencias. En grupos de viajeros y foros de Facebook, turistas nacionales y extranjeros comparten experiencias y consejos para esquivar las estafas más frecuentes en la capital.

Las recomendaciones son tan variadas como la ciudad misma. Desde lo cotidiano —salir con al menos tres horas de anticipación por posibles bloqueos o marchas— hasta lo insólito, como los supuestos “regalos” que se convierten en extorsión. En la Basílica de Guadalupe, vendedores ofrecen pulseras que, al colocarlas en la muñeca del visitante, pasan a ser “obligatorias de pagar”. En Chapultepec, lo que inicia como una foto de 10 pesos termina en cobros de hasta 300.

El transporte tampoco queda fuera de la lista negra. Los bicitaxis del Centro Histórico ofrecen recorridos baratos, pero al llegar al destino inflan la tarifa bajo excusas de peso extra o pasajeros adicionales, llegando a cobrar hasta 500 pesos. Algo similar ocurre en Xochimilco, donde trajineras desvían a restaurantes con precios inflados o cobran tarifas extra por “tiempo excedido”.

Las trampas tecnológicas también abundan. En el Eje Central, compradores incautos caen en el “cambiazo” de celulares falsos; en Plaza Meave piden adelantos para mercancía inexistente; y en República del Salvador la promesa de una mica gratuita termina con dispositivos clonados o robados.

Incluso los restaurantes no se salvan de la mala fama: en terrazas del Zócalo algunos turistas denuncian menús cambiantes, cobros ocultos por “cover” y cuentas infladas con productos nunca solicitados. Cuando los visitantes se niegan a pagar, relatan que los meseros recurren a la intimidación colectiva, la llamada “montonera”.

Las advertencias en redes sociales coinciden en un mismo mensaje: la capital es fascinante, pero requiere andar con precaución. El Mundial atraerá la mirada del mundo, y con ella también se multiplican los riesgos de fraude. Al final, la mejor defensa del turista sigue siendo desconfiar de cualquier oferta demasiado buena para ser verdad.

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