El relato oficial sobre los avances en materia de seguridad en la alcaldía Miguel Hidalgo enfrenta un contraste evidente cuando se revisan los datos institucionales. Registros de la Fiscalía capitalina muestran que, de manera constante, la demarcación acumula alrededor de mil delitos cada mes, una cifra que pone en entredicho la efectividad del modelo Blindar MH, presentado como eje central de la estrategia local contra la delincuencia.
Pese a este panorama, el alcalde Mauricio Tabe solicitó al Congreso de la Ciudad de México un aumento al presupuesto destinado a seguridad, bajo el argumento de que los recursos actuales no son suficientes para fortalecer la vigilancia en las colonias. La petición se dio en un contexto donde los resultados del programa insignia de la alcaldía no reflejan una reducción sostenida de la incidencia delictiva.
Durante el inicio de un operativo preventivo, el edil sostuvo que las alcaldías gobernadas por la oposición se encuentran entre las más seguras de la capital y reiteró la necesidad de invertir más en patrullas, equipamiento y personal. Sin embargo, Blindar MH ha operado durante varios años con asignaciones relevantes y, aun así, los niveles delictivos permanecen elevados.
En el territorio, habitantes de distintas colonias reportan recorridos policiales intermitentes y tiempos de atención prolongados ante emergencias. Estas percepciones se suman a las dudas sobre la conducción de la estrategia encabezada por la Dirección de Seguridad Ciudadana, que no ha logrado modificar de manera visible la tendencia de los delitos.
Aunque en temporadas específicas se refuerzan los operativos, los indicadores generales no muestran un cambio estructural. El caso de Miguel Hidalgo abre una discusión de fondo: si el incremento presupuestal es suficiente por sí mismo o si el verdadero desafío está en replantear una estrategia que traduzca los recursos en resultados medibles y sostenibles para la población.
