La desaparición del cantante colombiano Bayron Sánchez Salazar, conocido como B King, ha escalado a un asunto diplomático. Este domingo, el presidente Gustavo Petro pidió a su homóloga mexicana, Claudia Sheinbaum, apoyo para encontrar al artista y a su acompañante, el también colombiano Jorge Herrera, conocido como Regio Clown. Ambos desaparecieron en México en circunstancias que aún no han sido esclarecidas.
“Solicito a la presidenta Claudia Sheinbaum, mi amiga y compañera de lucha desde el M-19, y al cuerpo diplomático de Colombia en México, que logremos que aparezcan con vida”, escribió Petro en la red social X. El mandatario también sugirió que la desaparición podría estar vinculada a las mafias trasnacionales que operan en la región, alimentadas —según dijo— por el consumo de drogas en Estados Unidos y por lo que calificó como “la falta de amor de una sociedad decadente”.
B King, de 31 años, desapareció el 16 de septiembre tras ofrecer un concierto en Sonora como parte de una gira. Su rastro se perdió en Polanco, una de las zonas más vigiladas de la Ciudad de México. Desde entonces, no hay información certera sobre su paradero ni sobre el de Herrera.
La presión también ha venido del entorno personal del cantante. Marcela Reyes, expareja del artista y reconocida DJ, pidió a través de redes sociales la colaboración ciudadana y exigió a la Cancillería colombiana actuar con mayor contundencia. Paralelamente, seguidores del músico han inundado plataformas digitales con mensajes y fichas de búsqueda.
El caso se ha convertido en un cruce de reclamos diplomáticos, incertidumbre social y dolor familiar. Mientras la política se mezcla con las sospechas criminales, la ausencia de respuestas deja una reflexión amarga: si ni la fama ni la diplomacia aseguran respuestas inmediatas, ¿qué garantías existen para quienes desaparecen lejos del ojo público?