Después de tres años y cuatro meses de trabajos, la Línea 1 del Metro de la Ciudad de México reabrió este domingo en su totalidad, convirtiéndose en la rehabilitación más profunda en la historia del STC. El tramo Juanacatlán–Observatorio quedó finalmente operativo, permitiendo que las 20 estaciones funcionen de manera continua para los más de 851 mil usuarios diarios que utilizan este corredor.
La modernización estuvo a cargo del consorcio chino CRRC Zhuzhou Locomotive, responsable de la flota de 39 trenes, de los cuales 29 son completamente nuevos y considerados los más modernos del país. La obra implicó la renovación integral del túnel, la eliminación de filtraciones y la impermeabilización a lo largo de los 20 kilómetros de recorrido. También se sustituyeron 240 mil metros de perfiles de vía, se colocaron 200 mil toneladas de balasto, 30 mil aisladores y se reemplazaron 64 aparatos de cambio.
En materia eléctrica, se instalaron 336 kilómetros de charolas y más de 2 mil kilómetros de cableado. El sistema de drenaje fue renovado en sus 40 kilómetros y se integró una red de 200 kilómetros de fibra óptica junto con una red LTE propia del Metro, que permitirá mejorar la comunicación interna. A ello se suman nuevos torniquetes, luminarias led y un sistema de control CBTC, tecnología usada en sistemas de transporte de alto nivel.
La línea ahora cuenta con 5 mil 952 cámaras de vigilancia, distribuidas entre trenes, andenes y accesos. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, destacó que la renovación fue “total, no de mantenimiento mayor”, con una inversión de 37 mil millones de pesos, asegurando que el sistema queda preparado para operar al menos 50 años más.
La Línea 1, inaugurada originalmente en 1969, formará parte del futuro “complejo Observatorio”, donde conectará con el Tren Insurgente México–Toluca, cuya inauguración está prevista para enero de 2026. Una renovación histórica que, pese a las críticas por su duración, coloca a la llamada “línea rosa” entre los proyectos más relevantes de movilidad en el país.
