La edición número 74 de Miss Universo culminó con el triunfo de la mexicana Fátima Bosch, quien se impuso sobre las representantes de Costa de Marfil, Venezuela, Tailandia y Filipinas. Su seguridad en el escenario, un desempeño consistente en la ronda de preguntas y una elección de vestuario que generó conversación en redes —desde un traje de baño blanco hasta un vestido rojo que dividió opiniones— fueron factores decisivos para conquistar al jurado.
Antes de ser coronada, Bosch envió un mensaje que resonó entre el público: “Como Miss Universo les diría que crean en el poder de su autenticidad. Crean en ustedes mismas porque sus sueños importan, su corazón importa. Y nunca permitas que nadie te haga dudar de ti y de tu valor. Porque vales mucho. Eres poderosa y tu voz merece ser escuchada”. Con su victoria, México suma una nueva corona a las ya obtenidas por Lupita Jones, Ximena Navarrete y Andrea Meza, y celebra además a la primera tabasqueña que alcanza este reconocimiento.
El logro, sin embargo, se ve ensombrecido por la controversia generada por Omar Harfouch, empresario y pianista franco-libanés, quien renunció al jurado dos días antes de la final. Harfouch denunció que un “jurado improvisado” habría seleccionado a las treinta finalistas antes del inicio de la competencia. Tras la coronación, reafirmó en redes sociales que “Miss México es una falsa ganadora” y aseguró que había anticipado el resultado con 24 horas de antelación.
Según Harfouch, el propietario del certamen, Raúl Rocha, mantiene vínculos empresariales con el padre de Bosch, lo que —a su juicio— comprometería la neutralidad del proceso. Las acusaciones han detonado un debate sobre la transparencia del concurso y colocado al empresario en el centro de la discusión pública.
A sus 56 años, con formación en piano clásico en la Academia Musical Glinka de Dnipropetrovsk y una carrera que combina música y negocios, Harfouch se ha mantenido cercano a círculos de influencia internacional. Está casado con Yulia Harfouch, modelo y diseñadora reconocida en la industria de la moda. Mientras el certamen defiende su integridad, las acusaciones continúan alimentando la controversia en torno a una de las coronas más celebradas del país.
