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Julio César Chávez revela su encuentro con los grandes capos del narco: “Ese día había como mil años de cárcel”

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Julio César Chávez vivía la cima de su carrera cuando, tras vencer al puertorriqueño Héctor “Macho” Camacho en 1992, fue citado por algunos de los hombres más poderosos del narcotráfico mexicano. El campeón no sabía exactamente a dónde lo llevaban, pero el destino era un rancho en el que lo esperaban figuras como Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, e Ismael “El Mayo” Zambada.

“Todos me querían conocer”, recordó el boxeador en una charla con Yordi Rosado, donde confesó haber tratado “a todos los narcotraficantes mexicanos”. Según su testimonio, en esos años no tenía muchas opciones: cuando los capos lo mandaban llamar, simplemente no podía negarse. “Llegaban dos o tres Suburban llenas de gente armada y me decían: ‘Te quiere conocer el patrón’. Si no iba, me llevaban. Mejor ser amigo que enemigo”, relató.

La cita ocurrió justo después de la pelea con Camacho, en Las Vegas. “Ese día había como mil años de cárcel en la reunión”, bromeó. En el lugar estaban los Arellano Félix, “El Güero” Palma, “El Azul”, “El Mayo” y “El Señor de los Cielos”, todos reunidos en lo que parecía una tregua temporal entre gigantes del crimen.

Pero mientras ellos lo llenaban de preguntas sobre su combate, Chávez solo pensaba en una cosa: conseguir más droga. “Andaba bien loco, fue la primera vez que probé cocaína. Me enfadé y les dije: ‘¡Cómo chingan! Yo lo que quiero es perico’. Había como 300 armados y ninguno traía”, recordó entre risas. Finalmente, los capos mandaron traerle lo que pedía, y la velada continuó.

El pugilista asegura que nunca se involucró en negocios ilícitos, aunque reconoce haber recibido costosos regalos: joyas, relojes y unos guantes valuados en 80 mil dólares. “Ellos saben que lo mío es el deporte”, afirmó.

Con el tiempo, esas amistades se fracturaron entre sí, pero no con él. “A las dos semanas se pelearon entre ellos, pero siempre me respetaron”, dijo. Incluso, Francisco Rafael Arellano Félix lo acompañó hasta el ring en su histórica pelea contra Greg Haugen en el Estadio Azteca.

Ya en su etapa más reflexiva, Chávez asegura que, pese a la fama de quienes conoció, siempre lo trataron con respeto. “El Mayo, finísima persona; el Chapo también. Conmigo siempre se portaron bien”, dijo, dejando claro que el campeón de Sinaloa nunca olvidó quiénes lo aplaudían fuera del ring.

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