El homicidio de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde independiente de Uruapan, ha destapado una red de vínculos criminales que conecta a su presunto asesino con uno de los cárteles más poderosos del país. Osvaldo Gutiérrez Vázquez, identificado como el responsable, era originario de Apatzingán y presunto familiar de “el Prángana”, operador del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Este último trabaja bajo las órdenes de los hermanos Ramón y Rafael Álvarez Ayala, conocidos como “R1” y “R2”, cercanos al líder máximo del grupo, Nemesio Oseguera Cervantes, alias “el Mencho”.
Los R1 y R2 fueron señalados en 2012 por haber organizado narcobloqueos en Michoacán, Colima y Jalisco, tras la detención del Mencho, lo que permitió su liberación. La conexión entre estos operadores y el crimen que acabó con la vida de Manzo sugiere que el asesinato podría ser parte de una respuesta del CJNG ante las medidas de seguridad implementadas por el edil.
Mientras tanto, Michoacán continúa en tensión. Estudiantes salieron a las calles de Uruapan y Morelia exigiendo justicia y paz. Vestidos de blanco y portando sombreros —símbolo del movimiento independiente “El Sombrero” fundado por el propio Manzo—, marcharon pacíficamente en su memoria. Sin embargo, no todas las protestas tuvieron el mismo tono. Frente al Palacio de Gobierno en Morelia, un grupo de encapuchados se enfrentó con policías estatales, desatando momentos de violencia y el uso de gases lacrimógenos.
Grecia Quiroz, viuda del alcalde, pidió que las movilizaciones mantuvieran el espíritu pacífico que caracterizó a su esposo: “La lucha de Carlos no iba encaminada a hechos violentos”, recordó.
Carlos Manzo asumió la presidencia municipal de Uruapan el 1 de septiembre de 2024, siendo el primer alcalde independiente de la región. Su discurso y su actuar lo llevaron a ser apodado “el Bukele mexicano” por su confrontación directa con grupos criminales. Su asesinato eleva a diez el número de alcaldes asesinados en México desde el inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum, un recordatorio doloroso de que la violencia política sigue marcando el pulso del país.
