Durante meses, la alcaldía Benito Juárez emprendió operativos para liberar las banquetas invadidas por restaurantes en distintas colonias, pero el orden duró poco. A pesar de los anuncios del alcalde Luis Mendoza y las acciones de su administración, los establecimientos regresaron a ocupar los mismos espacios, reinstalando mesas, pérgolas y jardineras sobre el paso peatonal.
En junio, personal de la Jefatura de Unidad Departamental de Reordenamiento y Comercios en Vía Pública, encabezada por Víctor Manuel Montes, retiró estructuras y mobiliario de varios restaurantes ubicados en la calle Georgia, en la colonia Nápoles. Sin embargo, un recorrido posterior mostró que los locales volvieron a extenderse hacia la vía pública, apropiándose nuevamente de las banquetas. El problema no solo afecta a peatones: los carriles contiguos se han convertido en zonas de espera para repartidores de aplicación, agravando el caos vial.
Situaciones similares se repiten en la colonia Del Valle. En octubre, el alcalde Mendoza advirtió a restauranteros de la calle Romero de Terreros que debían liberar la vialidad. Aunque algunos acataron la orden, otros prefirieron esperar a que la autoridad retirara las estructuras. El operativo afectó a 17 establecimientos, pero apenas unas semanas después, las terrazas improvisadas reaparecieron, ignorando las restricciones.
En las inmediaciones del Mercado Lázaro Cárdenas, la escena es aún más compleja: los peatones apenas pueden avanzar entre puestos ambulantes, jardineras y toldos que la propia alcaldía permitió instalar durante las festividades de Día de Muertos.
La Constitución de la Ciudad de México garantiza banquetas libres, continuas y accesibles para todos, pero en Benito Juárez esta norma parece más decorativa que real. Lo que comenzó como una medida de orden urbano terminó evidenciando la falta de seguimiento y autoridad: una muestra de que, en esta alcaldía, el espacio público sigue siendo rehén del interés privado.
