La capital amaneció atrapada en una red de protestas que convirtió las principales avenidas en un enorme embudo urbano. Entre bloqueos, marchas y plantones simultáneos, trabajadores del SAT, exempleados del Poder Judicial, estudiantes oaxaqueños y productores cañeros desbordaron las calles y empujaron a la ciudad a una jornada caótica.
Los primeros en aparecer fueron los trabajadores del SAT, que cerraron oficinas y tomaron vialidades para exigir mejores salarios. Casi al mismo tiempo, extrabajadores del Poder Judicial avanzaron por Reforma reclamando la restitución de derechos que consideran vulnerados tras los recortes recientes. Mientras estas rutas se saturaban, grupos estudiantiles de Oaxaca irrumpieron en la escena para denunciar agresiones y persecución política en su estado, extendiendo bloqueos y protestas frente a dependencias federales.
A la par, los productores cañeros mantuvieron su segundo día de cierres, presionando por pagos atrasados y condiciones más justas para comercializar su producto. Con presencia en Reforma, Insurgentes y zonas de Ecatepec, su protesta fue una de las más visibles y disruptivas.
Aunque las autoridades trataron de contener el caos con operativos de tránsito, la multiplicidad de frentes terminó rebasando cualquier estrategia. Usuarios del transporte público enfrentaron demoras, saturación y desvíos constantes. La ciudad, una vez más, quedó en manos de demandas que llevan años sin resolverse y que regresan al mismo punto: cuando el diálogo falla, la calle se convierte en la única mesa de negociación disponible.
