La Casa Blanca confirmó que el presidente Donald Trump analiza “medidas adicionales” contra los cárteles del narcotráfico en México, aun cuando su gobierno reconoce lo que calificó como “avances históricos” de la administración de Claudia Sheinbaum en la lucha contra las drogas. La portavoz Karoline Leavitt destacó que ambos países han cooperado “de manera extraordinaria” en la frontera sur, pero dejó claro que el mandatario estadounidense quiere ir más lejos.
Las declaraciones surgieron tras los recientes comentarios de Trump, quien expresó su inconformidad con los resultados en materia de seguridad en México y aseguró que no descarta autorizar ataques directos contra grupos criminales dentro del territorio mexicano. Aunque matizó que no necesariamente lo hará, insistió en que estaría “orgulloso” de hacerlo.
La postura generó rechazo inmediato del gobierno mexicano. Sheinbaum reiteró que su administración está dispuesta a colaborar con Washington en intercambio de información, pero advirtió que México no aceptará ninguna intervención militar extranjera. Subrayó que las operaciones de seguridad en territorio nacional son responsabilidad exclusiva del Estado mexicano.
Mientras tanto, en Estados Unidos, voces como la del asesor Stephen Miller sostienen que organizaciones narcotraficantes mantienen control en zonas de la frontera y han presionado para que el tema se coloque en el centro de la agenda de seguridad nacional.
La vocera Leavitt también fue cuestionada por la violencia contra periodistas en México y admitió que los medios estadounidenses deberían cubrir más el tema, aunque insistió en que la Casa Blanca condena estos crímenes.
El cruce de declaraciones vuelve a tensar la relación bilateral: cooperación, sí; intervenciones unilaterales, no. Entre reclamos, elogios y advertencias, la frontera se convierte otra vez en el escenario donde ambos gobiernos ensayan su fuerza política.
