En Polanco, los vecinos han encendido las alertas ante una transformación acelerada de su colonia: edificios que por años fueron viviendas familiares ahora se destinan a rentas de corta estancia, principalmente para turistas extranjeros. La zona ya es catalogada como una “colonia Airbnb”, pues se estima que uno de cada tres inmuebles se utiliza como hospedaje temporal, un fenómeno que modifica la vida cotidiana y eleva los costos de permanencia.
Aunque en México unos 26 mil inmuebles están afiliados a esta plataforma —menos del 1 % del total nacional— el impacto se concentra en puntos específicos de la ciudad. En esta dinámica, casi siete de cada diez espacios están administrados por personas o empresas que controlan varios inmuebles, lo que intensifica la presión inmobiliaria y desplaza a quienes han vivido toda su vida en el barrio. Comerciantes y residentes señalan que los precios de renta se han disparado al grado de obligarlos a mudarse a otras colonias.
La directora de “La Voz Polanco”, Mayte de las Rivas, explicó que los locatarios enfrentan aumentos abusivos en sus contratos. “Me han comentado que les quieren subir la renta al doble para que tengan que dejar sus comercios”, denunció. Esta práctica ha provocado que fruterías, juguerías, florerías y tiendas de barrio —negocios con décadas de arraigo— desaparezcan para dar paso a restaurantes, nuevos desarrollos y alojamientos turísticos.
La pérdida de estos espacios no solo altera la economía del barrio, también golpea su identidad. “Merecemos legalidad, orden y certeza, no improvisación”, afirmó la asociación civil, que pide al alcalde Mauricio Tabe aplicar la ley sin concesiones. Para los vecinos, lo que está en juego es la permanencia de una comunidad que hoy vive entre la presión del mercado y la incertidumbre de su futuro.
