La alcaldía Cuauhtémoc, gobernada por Alessandra Rojo de la Vega, figura entre las zonas con mayor incidencia delictiva en la capital, pero su estrategia para enfrentar la inseguridad tomó un rumbo distinto al del resto de las demarcaciones: en lugar de reforzar la presencia de cuerpos policiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, optó por contratar empresas privadas para la vigilancia intramuros, un esquema con funciones más acotadas.
Según su propio informe de actividades, este año la alcaldía celebró dos contratos bajo el concepto de “Servicio de Vigilancia Intramuros”. El primero fue asignado a SF GUARD S.A. de C.V., con un monto superior a seis millones de pesos y un despliegue de 168 elementos y 16 mandos distribuidos en edificios públicos. Meses después, la administración incrementó considerablemente el presupuesto destinado a seguridad privada y adjudicó un segundo contrato a HT SICHERHEIT S.A. de C.V., por más de 30 millones de pesos, con un operativo de 184 guardias.
Este modelo no es nuevo en Cuauhtémoc. En años recientes se ha privilegiado la subcontratación, aun cuando la vigilancia intramuros suele recaer en la Policía Auxiliar o la Policía Bancaria e Industrial, cuerpos que sí cuentan con facultades de prevención, detención y respuesta inmediata. A diferencia de ellos, los guardias privados operan desarmados y solo pueden vigilar accesos, inmuebles y personal, sin capacidad para intervenir ante delitos en curso.
