En lo que va de 2025, la alcaldía Cuajimalpa, gobernada por Carlos Orvañanos Rea, ha registrado un promedio de entre ocho y nueve socavones, lo que evidencia la persistencia de este problema en la demarcación. Pese a la recurrencia de estos incidentes, la propia administración local ha reconocido que no cuenta con una partida presupuestal específica destinada a la reparación o mitigación de socavones.
De acuerdo con registros oficiales, en 2023 se documentaron 11 socavones, mientras que en 2024 se reportaron al menos siete. Asimismo, información obtenida a través de la Plataforma Nacional de Transparencia (folio 092074225001276) señala que la Dirección General de Administración y Finanzas informó que no se ha erogado recurso alguno para atender este tipo de afectaciones.
Entre las causas más frecuentes de los hundimientos se encuentran asentamientos irregulares, fugas de agua potable, fracturas en tuberías, deslaves de terreno y obstrucciones en el sistema de drenaje.
Durante 2025, hasta el mes de julio, ya se habían contabilizado cuatro socavones en distintas zonas de la alcaldía: en las colonias Zentlapatl y San Pablo Chimalpa, derivados de fallas en tuberías; en Contadero, por obstrucciones en el drenaje; y en la calle Constancia, en Chimalpa, a causa de filtraciones de aguas pluviales.
Aunque el gobierno local ha señalado que cuenta con brigadas operativas las 24 horas para atender emergencias viales, estas afirmaciones contrastan con la ausencia de recursos presupuestales destinados a resolver de fondo los daños estructurales que provocan los socavones.
La administración informó que los ciudadanos pueden reportar hundimientos, grietas o afectaciones en calles y drenaje al número 55 74 07 99 06, y que las brigadas deben actuar de manera inmediata para garantizar la transitabilidad y reducir riesgos. No obstante, en la práctica, las acciones se concentran principalmente en reparaciones temporales o de emergencia.
Mientras tanto, habitantes de diversas colonias de Cuajimalpa continúan conviviendo con calles frágiles, hundimientos recurrentes y un sistema de drenaje insuficiente, situación que se ha visto agravada por las lluvias intensas registradas durante 2025, incrementando la vulnerabilidad de la infraestructura urbana.
