El cierre de año entre México y Estados Unidos llegó bajo tensión luego de que el presidente Donald Trump se declarara dispuesto a emprender acciones militares contra México, similares a los ataques realizados por su administración contra lanchas de presuntos narcotraficantes venezolanos. En una entrevista, Trump aseguró que aplicaría la misma estrategia en México y Colombia si lo considerara necesario, aludiendo al tráfico de fentanilo.
Las declaraciones se sumaron a la polémica generada por el operativo en aguas internacionales que apuntó contra embarcaciones venezolanas. La presidenta Claudia Sheinbaum fue una de las principales voces críticas, al recordar que existen reglas claras en el derecho internacional para intervenir en casos de tráfico de drogas o armas. Subrayó que México no acompaña acciones unilaterales que violen esos principios.
El episodio obligó a reforzar la cooperación bilateral. La Secretaría de Marina recibió la encomienda de interceptar embarcaciones sospechosas cuando la información provenga de agencias estadounidenses o del Comando Sur, siempre bajo mando mexicano. Aun así, el tema no se detuvo ahí: Trump escaló su postura y calificó a varios cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, mientras su secretario de Guerra advirtió que perseguirán a los líderes criminales “como a Al-Qaeda”.
