El sorteo de la Copa del Mundo 2026 convirtió al Kennedy Center en un escaparate político y deportivo donde coincidieron los tres países que albergarán el torneo. Gianni Infantino abrió el evento con una presentación en varios idiomas y, al dirigirse al público en español, destacó a Claudia Sheinbaum como representante de México, seguido de Donald Trump por Estados Unidos y Mark Carney por Canadá.
Infantino calificó la justa como “el mayor evento que la humanidad ha visto y verá jamás”, comparándolo con celebrar más de un centenar de Super Bowls en apenas un mes. La ceremonia marcó también la entrega del primer Premio de la Paz de la FIFA, otorgado a Trump, quien lo recibió entre elogios propios por su papel en negociaciones internacionales.
En este escenario, Sheinbaum aprovechó su intervención para subrayar la identidad y tradición mexicana, recordando que el país disfrutaba del juego de pelota desde tiempos ancestrales. Habló de un México “extraordinario, bello y mágico”, preparado para recibir a millones de visitantes y orgulloso de albergar por tercera vez una Copa del Mundo. Carney, por su parte, dio la bienvenida al torneo desde la perspectiva canadiense, marcando la vocación trilateral del evento.
El sorteo definió el punto de partida: México quedó en el Grupo A, Canadá en el B y Estados Unidos en el D. Será la primera edición con 48 equipos, distribuidos en 12 grupos, con 44 selecciones ya clasificadas y el resto aún en repechaje.
Más allá del entusiasmo deportivo, el encuentro dejó ver cómo el fútbol se convierte en una plataforma diplomática de alto alcance. El reto será que esta colaboración tripartita trascienda los reflectores y se traduzca en una organización que realmente una a la región.
