El triunfo de Fátima Bosch como representante de México en Miss Universo desató una ola de incomodidad en algunos sectores tailandeses, donde el certamen suele vivirse con enorme pasión. Tras la coronación, ciertos creadores locales difundieron videos en redes replicando escenas de la final, pero lo hicieron desde el estereotipo y la burla: caracterizaciones ofensivas que parodiaban a la mexicana con gestos exagerados y referencias domésticas que reforzaban la imagen de la mujer “sirvienta”. Uno de los casos más viralizados, difundido por usuarios como Trần Gia Huy, mostraba a un actor disfrazado de mexicana “cocinando” y “sirviendo la mesa” como parte del chiste.
Las reacciones en México no tardaron. Miles de usuarios en X, Instagram y Facebook denunciaron el contenido xenófobo y machista, insistiendo en que la corona sigue siendo legítima y que ningún ataque digital borrará el resultado. Figuras públicas y organizaciones pidieron frenar el discurso discriminatorio, aunque también llamaron a evitar generalizaciones, recordando que se trata de un sector minoritario dentro de Tailandia.
El descontento tailandés venía gestándose desde la misma gala. Cuando el jurado anunció a la ganadora, los abucheos fueron claros en la arena y las acusaciones de “fraude” se multiplicaron de inmediato. La narrativa de una “corona comprada” se esparció con rapidez, alimentada incluso por el comportamiento de personajes influyentes como Nawat Itsaragrisil, quien había insultado públicamente a Bosch días antes, calificándola de “tonta”. La expectativa por ver coronada a Praveenar Singh —favorita local y anfitriona— intensificó la frustración de los asistentes.
Entre la ironía digital y el enojo fuera de línea, el episodio dejó sobre la mesa un tema mayor: la facilidad con que el humor puede convertirse en violencia simbólica. Representar a las mexicanas como mano de obra doméstica no solo degrada a una concursante, también perpetúa prejuicios que viajan más rápido que cualquier certamen. Pese al ruido, lo único que no se movió fue la corona, recordando que la xenofobia jamás cambia resultados, solo exhibe a quien la promueve.
