La visita de Trump a la localidad de Otay Mesa, en la ciudad de San Diego, California, propició que manifestantes, en ambos lados de la frontera, gritaran consignas contra los planes de Donald Trump de erigir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México.
¡No a las restricciones! ¡No al muro!”, gritaban los quejosos cerca del cruce fronterizo de San Ysidro, donde miles de personas ingresan al territorio estadunidense desde Tijuana diariamente, muchos rumbo a sus lugares de trabajo en San Diego.
El alcalde de San Diego, Kevin Faulconer, un republicano, criticó que la visita sea tan breve, afirmando que el presidente no tendrá una visión completa de la ciudad. Si Trump se quedara por más de unas horas vería que el libre comercio y una pujante economía no son contradictorios, sino que se complementan.
Faulconer, partidario de empresarios y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), añadió que una terminal aérea transfronteriza entre San Diego y Tijuana demuestra que “tender puentes tiene resultados maravillosos”.
