Antonio López Santa Anna, en su tiempo, impuso impuestos por cada perro, caballo y carreta

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1998

El flamante presidente Antonio López Santa Anna preocupado por las arcas, impuso un peso de impuesto a cada hotel, pulquería, café o fonda de una sola puerta, tres por cada una de las demás; cinco pesos por coche, carreta o carruaje de cuatro asientos, dos pesos y medio por los de dos sillas, y un peso mensual por cada perro y otros dos por cada caballo frisón y de silla.

Por supuesto que no es parte de la reforma fiscal propuesta por el actual Gobierno, sino de la que impuso hace 160 años el general Antonio López de Santa Anna, quien más tarde extendería los cobros a la población por cada puerta y ventana de sus viviendas y hasta las luces en el exterior de cada propiedad.

Era el 29 de mayo de 1853 y el mandatario, quien se hizo llamar “Su Alteza Serenísima” y ocupó la Presidencia de México en 11 ocasiones –la mitad de las veces por aclamación popular–.

“Su Alteza Serenísima” y ocupó la Presidencia de México en 11 ocasiones y decretó una política de recaudación de impuestos que provocó el rechazo general y, al final, de nuevo y por última vez, su dimisión a la Presidencia.

 

 

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