Un hombre de Texas acudió al médico quejándose de vómitos y fuertes dolores de cabeza.
El doctor Jordan Amadio del Centro Médico Ascensión Seton, descubrió que el paciente tenía una lombriz solitaria en el cerebro y que estuvo viviendo ahí durante 10 años.
El paciente padecía de comprensión en el tronco encefálico y presión intracraneal, por lo que requería cirugía inmediata.
Al realizar la tomografía se reveló un quiste en el cuarto ventrículo del cerebro, la cavidad responsable de la producción y transición del fluido cerebroespinal.
El doctor ordenó un análisis patológico debido a la forma extraña del quiste y los resultados revelaron que se trataba de una lombriz solitaria.
Las lombrices solitarias normalmente se propagan a través de agua, comida o superficies contaminadas con heces fecales o comiendo carne de res o cerdo cruda.
Una vez extirpada, se dio a conocer que la lombriz medía entre 4 y 5 centímetros.
Mayormente las lombrices permanecen en el estómago, pero rara vez pueden moverse a otras partes del cuerpo y es una condición difícil de diagnosticar, ya que los síntomas son mínimos o inexistentes.
Solo en casos muy severos se podría generar neurocisticercosis, que es una infección por parásitos en el cerebro y que pueden ocasionar ataques epilépticos.