Científicos han revelado los peligros para la salud por consumir carne, especialmente la que es procesada.
Existen numerosos estudios evidenciando que el consumo elevado de carne roja aumenta considerablemente el riesgo de cáncer, problemas cardiovasculares y muerte prematura.
Un estudio reciente refuerza la información, con un cuidadoso análisis elaborado por Northwestern Medicine y Cornell University, que habla sobre un riesgo mayor de enfermedad cardíaca y muerte por consumo de carne roja y procesada.
El estudio especifica que “comer carne roja, procesada o de ave de corral aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular; y comer carne, excepto la de ave de corral, aumenta el riesgo de morir en general, por múltiples causas.
Se concluyó que consumir dos porciones de carne roja por semana, carne procesada o aves de corral, pero no pescado, tiene un riesgo de enfermedad cardiovascular de 3 a 7% mayor.
Comer dos porciones de carne roja o carne procesada por semana, pero no aves o pescado, se asoció con un riesgo 3% mayor de múltiples causas de muerte.
“Es una pequeña diferencia, pero vale la pena intentar reducir la carne roja y la carne procesada como la mortadela o los embutidos. El consumo de carne roja también está constantemente relacionado con otros problemas de salud, como el cáncer”, explicó la autora principal del estudio, Norrina Allen.
Por esta razón, disminuir el consumo de estos alimentos puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades y muerte prematura.
“El pescado, los mariscos y las fuentes de proteínas de origen vegetal, como las nueces y las legumbres, incluidos las judías y los guisantes, son excelentes alternativas a la carne “, recomienda una profesora de Medicina Preventiva.
El estudio que incluyó a 29 mil 682 participantes con edad promedio de 53,7 años al inicio del estudio y 44.4% fueron hombres, no encontró ninguna relación entre comer pescado y enfermedad cardiovascular o mortalidad.
Además no fueron considerados los métodos de cocción de los alimentos, dado que el pollo frito, así como el pescado frito, si se ha relacionado con enfermedades cardiovasculares crónicas.
